He comprobado en las últimas horas, a través de Twitter que el partido contra Estudiantes del próximo domingo está levantando mucha expectación. Me gusta mucho que en los días previos a un partido de baloncesto haya ambiente y previsión de gran entrada en el Palacio de los Deportes. Lo que no me gusta tanto es que todo ello derive en cruce de insultos, de amenazas y de menosprecios. Parece que a veces olvidamos que esto es un deporte, un divertimento, una razón para disfrutar de un buen rato y una gran oportunidad para animar al equipo de uno.
El Estudiantes históricamente ha sido un equipo muy respetado y admirado en Murcia. Lo sé porque lo he vivido como espectador y como periodista. En los últimos años, las malas campañas de los madrileños convirtieron a los colegiales en rivales directos de nuestro UCAM Murcia, algo que nunca antes había sucedido. Esa lucha enconada tuvo como punto álgido la última jornada de la temporada pasada. En Murcia lo vivimos con la agonía de siempre y con la sensación de menosprecio por parte de los medios nacionales para los que parecía que el único club que vivía el drama era el madrileño, como si un descenso del UCAM Murcia o del Obradoiro fuera algo irrelevante.
Todos aquellos nervios, aquel partido histórico, la victoria del UCAM Murcia, las jornadas previas, las noches sin dormir haciendo cuentas, aquella victoria del Lucentum de Vidorreta en Murcia, los comentarios de la prensa de Madrid, las suspicacias desde Murcia, los gestos de Udoka, el drama del Estudiantes, la euforia del UCAM Murcia y la posterior salvación de Estudiantes han derivado en un clima contaminado para este partido en el que ambos clubes se vuelven a ver las caras.
Sinceramente, y haciendo un poco de autocrítica, no creo que haya que achacar a Estudiantes que se hayan salvado por otro camino ya que no es el primer club que se salva así ni será el último (de hecho, nuestro UCAM Murcia se libró de un descenso de forma parecida). Y siendo realistas, de las esperadas ayudas arbitrales a Estudiantes de la temporada pasada no recuerdo nada clamoroso. De hecho, en aquel último encuentro en Madrid, el arbitraje fue excelente.
Por ello, creo que en Murcia tenemos que vivir el partido con la expectación que siempre trae consigo la visita de uno de los grandes del baloncesto español, creo sinceramente que tenemos que recibir con los brazos abiertos y entre aplausos a sus aficionados (que la temporada pasada sufrieron como nosotros la lucha por el descenso) y a partir de ahí tenemos que animar a muerte a nuestro UCAM Murcia. El baloncesto es un deporte que se disfruta en familia, son muchos los niños que van al Palacio y somos nosotros los que tenemos que darles ejemplo. Respeto siempre al rival y ánimo incondicional para los nuestros.
Por todo ello y desde mi más modesta opinión, creo que el domingo no es un día para ir a la guerra... creo que es un día para disfrutar de un gran partido de baloncesto, entre dos equipos que juegan muy bien. Creo que es un día para dar una lección de cordialidad y educación con aquellos que visitan nuestra casa. Creo que, en definitiva, es un día para demostrar que la afición de Murcia es ACB.
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